Existen técnicas para evitar el burnout entre los profesionales de la enseñanza, como el hecho de fomentar la formación de los profesores en técnicas de relajación física-psíquica y en la resolución de conflictos. A nivel personal, también existen estrategias que pueden evitar o prevenir el síndrome del quemado:
• No sobrecargarse de tareas y menos si no forman parte de la tareas habituales.
• Utilizar los canales de comunicación que haya en la empresa: departamento de recursos humanos, correo interno, sistema de sugerencias... para informar a los superiores de las preocupaciones que nos inquietan. También se puede hablar con personas de confianza que tengan influencia y puedan solucionar la situación de angustia.
• Averiguar si otras personas han pasado por la misma situación y preguntarles cómo lo solucionaron.
• Delimitar las funciones: pedir que se organicen reuniones periódicas en las que todos puedan dar su opinión sobre su propio trabajo, clarificar en qué ámbitos es responsable cada uno y cuántas tareas puede asumir sin llegar a desbordarse.
• Aprender a controlar las emociones: no enfadarse cuando se crea que se está cometiendo una injusticia con uno. Hay que intentar exponer las quejas con explicaciones basadas en hechos concretos y proponiendo soluciones. Es importante que cuando se exponga un problema se demuestre que no afecta solamente a uno mismo, sino a todo el equipo.
En el momento de presión hay que saber pedir ayuda: algunas personas se queman cuando se les exige asumir tareas para las que no se está preparado. Para evitarlo se puede pedir un curso de formación o buscar la ayuda de un compañero más experimentado.
Muchas de estas técnicas dependen del entorno de trabajo donde se esté trabajando y algunas situaciones serán insalvables, pero lo que hay que tener claro es que el estrés tiene que ver con la respuesta personal ante la vida y el trabajo.
Los frecuentes cambios en el entorno laboral actual nos exigen una gran capacidad de adaptación y la reacción que tengamos ante ellos puede ser decisiva para superarlos o no.
Por lo tanto, reducir el estrés no siempre está relacionado con la cantidad de trabajo, sino con la actitud que tiene el individuo a reaccionar ante momentos difíciles o de cambio
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